Desde hace varios años se ha advertido un conflicto por la supremacía mundial, entre China y USA. Aunque económicamente la distancia entre las dos naciones sigue siendo en forma prudente en favor del país norteamericano, es cierto que China a venido recortándole terreno.
Ese reto que plantea China, no siempre logrado por acciones dentro del orden legal internacional, a llevado a una política fuerte por parte del gobierno norteamericano liderada hasta hace poco por el expresidente Trump; política que al parecer no será seguida por el presidente Biden, pues este plantea un cambio de estrategia.
Trump mantenía varios frentes abiertos; uno centrado en los países musulmanes, con Afganistán a la cabeza, otro en Europa del Este centrado en Rusia y otro en el bloque asiático centrado en China. Para el presidente Biden, dejan de ser prioridad los países musulmanes, de hecho la improvisada retirada de Afganistán lo demuestra, sin embargo le costará a futuro muchos dolores de cabeza tanto a US como a sus aliados Europeos. El terrorismo volverá con fuerza al escenario de estas dos regiones.
Con Rusia los roces se mantendrán a niveles burocrático y político. Tratando cada uno de conservar sus intereses en las diferentes regiones del mundo, sin embargo los une su enemigo común , que sigue creciendo, el bloque de los países musulmanes. Para manejar sus discrepancia con Rusia, Biden se acercó inicialmente a los países europeos y a la Otan, finalizando el trato frío dado por Trump. Así mantiene esa union con sus aliados, frente a su enemigo común Rusia,
Por otro lado la estrategia con China cambia. Conserva la participación de US en dos importantes foros multilaterales: Five Eyes, un alianza formada por las agencias de inteligencia de US, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, y Reino Unido. Y Quad, diálogo de seguridad cuadrilateral formado con Japón, Australia e India. Ambos grupos tienen como prioridad colaborar en el Indo-Pacífico ante el expansionismo Chino. Escenario en el cual US tiene varios conflictos abiertos con China, tales como la guerra comercial, la amenaza China a Taiwán, y la batalla de las sanciones, tras la eliminación de la autonomía de Hong Kong.
Sin embargo y consecuente con el pensamiento de Trump, quien confiaba más en alianzas puntuales que en organismos multilaterales como la ONU, el FMI, la OTAN y la misma UE; Biden firmó un acuerdo con el Reino Unido y Australia que tiene consecuencias Politico-económicas a corto y mediano plazo.
En primer lugar es un revés para Europa con su principal aliado; en segundo lugar es una victoria para Boris Johnson tras el brexit, que podría ser la antesala de un acuerdo de libre comercio entre USA y el Reino Unido; y en tercer lugar porque se sella la venta de submarinos atómicos a Australia, cancelando la compra de 12 submarinos franceses que venía siendo negociada. Así Australia pasa a ser uno de los 6 países con capacidad atómica desde este tipo de plataformas.
La estrategia norteamericana al parecer a empezado a dar frutos por la respuesta airada de China de tildar la acción de las tres potencias de dañar la “Paz y la estabilidad mundial” y de intensificar la “carrera armamentista” en una región en la cual China mantiene varios conflictos dada su ocupación del mar del sur de China.
La geopolítica mundial sigue moviéndose y la nueva forma de pensar del gobierno norteamericano influirá en esta, necesariamente.
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