El liderazgo no solo se practica en las empresas. Múltiples actividades, por no decir todas, lo requieren. De hecho debería ser un rasgo personal, practicado por todos, en bien de la comunidad y de quien lo practica de forma correcta.
Entre más liderazgo positivo te lleva a la cima, más profundo la humildad que debes practicar para realzarlo. La humildad es un rasgo que debe poseer todo líder, dado que es la forma mas honesta y sencilla de conectar con sus semejantes. A su vez, es la mejor forma de causar un profundo y duradero efecto en los demás. Y en la medida que esto se logre, será más fácil y honesto lograr liderar a los demás en procura de obtener los mejores resultados. Una historia nos permite ver como la humildad logra impactos milagrosos cuando se practica, y a su vez como la ausencia de esta, crea grandes efectos, pero totalmente negativos.
“Como un actor muy famoso, cambió la vida de un niño":
Cuando tenía siete años, mis padres nos llevaron a un paseo a Sarasota, Florida. Nuestro hotel estaba al lado de la casa de playa de un famoso quarterback de los Dolphins de Miami. En mi mundo, no había nadie más grande que él, por lo que naturalmente llamé a su puerta y le pedí sacar una foto con nuestra nueva cámara Polaroid.
Nunca olvidaré su respuesta: "Estoy demasiado ocupado". Incluso después de rogarle, se negó y simplemente escribió su nombre en un pequeño trozo de papel que, obviamente, perdí en el camino de regreso al hotel. Incluso a la tierna edad de siete años, comprendí que ese hombre hubiera podido ser más amable. En quince segundos hubiera podido darle a un niño mucha alegría para toda su vida, pero en cambio perdió una oportunidad de oro.
Hace poco leí la historia de un niño que al viajar a Niza vio en el aeropuerto al actor Roger Moore, conocido por su personaje James Bond. Él le pidió a su abuelo que le consiguiera un autógrafo, lo que él hizo, pero cuando su nieto vio el nombre se confundió. ¿Por qué decía Roger Moore y no James Bond?
Avergonzado, el abuelo se acercó y le explicó a Roger Moore que aparentemente él había firmado con un "nombre equivocado". Captando inmediatamente la situación, Moore llamó al niño y le susurró: "Tengo que firmar con mi nombre Roger Moore, porque de lo contrario Blofeld (el eterno enemigo de Bond) puede descubrir que estoy aquí". Entonces le pidió al niño que no le dijera a nadie que lo había visto, y le agradeció por guardar su secreto. Naturalmente, el niño estaba eufórico: ahora era una parte integral de la misión secreta de Bond. Y al servicio de su majestad.
Muchos años más tarde, ese pequeño creció y se convirtió en guionista de una filmación que involucraba a UNICEF, y quién más, sino el mismísimo Roger Moore, el embajador de UNICEF, entró al estudio. Mientras los camarógrafos se preparaban, él le recordó a Roger la historia de su primer encuentro en Niza. Roger dijo que no recordaba el incidente pero que era muy tierno, y que le deseaba lo mejor.
Después de la filmación, cuando se dirigía hacia su auto, Moore se le acercó, observó hacia ambos lados, y le dijo en voz baja: "Por supuesto que recuerdo nuestro encuentro en Niza. Pero no dije nada adentro porque estaban los camarógrafos y alguno de ellos puede trabajar para Blofeld". "A los 30 años me sentí tan fascinado como cuando tenía 7. Qué hombre, qué gran hombre", escribió el joven.
La diferencia entre estos dos incidentes es palpable. La marca indeleble que Roger Moore dejó en ese niño fue tan poderosa que su historia sigue circulando por Internet años después de que ocurriera. ¿Por qué? Porque se tomó unos instantes para salir de su zona de confort para hacer que otro se sintiera bien.
Simple y directo:
No dudo que el quarterback de los Dolphin estaba ocupado esa tarde de domingo cuando llamé a su puerta. Pero no entendió que con 15 segundos que no hubieran alterado en absoluto su vida, habría podido cambiar el mundo de un niño de 7 años. Roger Moore, una súper estrella internacional, se tomó el tiempo para considerar los sentimientos de otra persona porque eligió mirar más allá de sí mismo. Estoy seguro que no es coincidencia que esta característica lo convirtiera en el embajador perfecto de una organización que provee ayuda humanitaria y de desarrollo a los niños de todo el mundo.
También tú tienes la oportunidad de salir de tu zona de confort y cambiar algo mejorando la vida de otra persona. Puede ser simplemente decir un "hola" amable, invitar a alguien a una comida, elogiar el sombrero de una persona o, simplemente, escuchar su dolor. "La gente olvidará lo que dijiste, pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir". Bien hecho, señor Bond.
Una versión de este artículo apareció originalmente en "Jewish Press"
Liderar con humildad, una combinación imbatible.
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