
“El camino de la seda” fue una red de rutas comerciales que conectaban en la antigüedad a Asia Oriental con Europa y África, y fue crucial para el desarrollo económico y cultural de los países de esos continentes. Estas rutas se implementaron principalmente por el interés económico de empresarios y comerciantes, que conformaron caravanas y fueron explorando nuevas rutas comerciales y oportunidades económicas por los mencionados continentes.
Es difícil determinar un creador especifico de estos canales de comercialización, o si esto obedeció a una estrategia comercial o política de China, para llegar a otros continentes, ya que su desarrollo fue un proceso gradual a lo largo de los siglos. Sin embargo, se cree que el emperador chino Wu Di jugó un papel importante en la apertura y promoción del camino de la seda en el siglo II A.C. Durante su reinado, China comenzó a buscar activamente rutas comerciales que conectaran el este de Asia con Occidente. Envío a su representante Zhang Qian en varias misiones de exploración hacia el oeste, quienes establecieron contactos con las civilizaciones de Asia Central y abrieron el camino para futuras rutas comerciales.
El camino de la seda también fue un estratégico corredor cultural. A lo largo de las rutas comerciales, se produjo un intercambio de culturas, civilizaciones, conocimientos, ideas, religiones y tecnologías. Los comerciantes no solo intercambiaban productos, sino también información y conocimientos científicos. Con el tiempo, el camino de la seda se desvaneció debido a la caída del Imperio Romano de Occidente, las invasiones de los mongoles en Asia Central y las nuevas rutas marítimas.
La nueva ruta de la seda:
Siglos después, China revive su interés comercial, económico y cultural, por otras civilizaciones y continentes, y es por esto que en su plan de desarrollo en el 2013, incluye lo que se ha denominado “El nuevo camino de la seda” también conocida como “La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI)”. Esta nueva ruta, es un proyecto propuesto por China para mejorar la conectividad, fomentar el comercio y las inversiones, así como promover la cooperación económica y cultural entre los países participantes. China ha invertido grandes sumas de dinero en forma de préstamos, en proyectos de infraestructura en muchos países a lo largo de la ruta, lo que ha generado controversia y preocupación en algunos sectores debido a la deuda y la influencia que esto está generando.
La Nueva Ruta de la Seda se basa en dos componentes principales: el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI. El Cinturón Económico de la Ruta de la Seda abarca la construcción de infraestructuras terrestres, incluyendo carreteras, ferrocarriles, oleoductos y gasoductos, que conectarían a China con Asia Central, Rusia y Europa. Mientras tanto, la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI busca fortalecer los lazos marítimos a través de la mejora de puertos, la facilitación del comercio y la cooperación en cuestiones relacionadas con el transporte marítimo.
Aunque la lista completa de países involucrados puede variar, algunos de los países que han participado en diferentes niveles en la iniciativa son: China: Como país impulsor de la iniciativa; Asia Central: Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán, son claves, ya que se encuentran en un punto estratégico de la ruta terrestre entre China y Europa; Rusia: Dada su ubicación geográfica, Rusia está conectada tanto con la ruta terrestre; Europa: Alemania, Francia, Italia, España, Polonia, Grecia, Monte Negro; África: Diversos países como Kenia, Etiopía, Sudán, Egipto y Sudáfrica, se han involucrado buscando mejorar la infraestructura, el comercio y las relaciones económicas con China y otros países participantes.
Aspectos económicos de la nueva ruta de la seda:
La Nueva Ruta de la Seda tiene varios aspectos económicos que seguramente tendrán un impacto significativo en los países involucrados. Algunos de ellos son, la Conectividad e integración regional, el Impulso al comercio y las inversiones, Crecimiento económico, el Desarrollo de corredores económicos, y la Transferencia de tecnología y conocimiento.
Teniendo en cuenta que cada país asume deudas o compromisos comerciales por los proyectos que desarrolle, principalmente con China, deberán tener cuidado en la implementación y los efectos económicos que esta “Nueva Ruta de la Seda” pueda generar, adicional a los beneficios; ya que aún están en desarrollo, y cada país participante enfrentará desafíos y oportunidades específicas. Se requerirá una gestión cuidadosa y una evaluación constante para maximizar los beneficios económicos y minimizar los riesgos asociados con este ambicioso proyecto.
La compleja implementación de la Nueva Ruta de la Seda (BRI) ha enfrentado algunos desafíos y ha generado preocupaciones en diferentes áreas. Algunos de los problemas que se han presentado son:
Sostenibilidad de la deuda: Existe preocupación por la sostenibilidad de la deuda que los países participantes asumen al recibir financiamiento para proyectos de infraestructura. Algunos países han acumulado una carga de deuda considerable, lo que puede afectar negativamente su capacidad para cumplir con los pagos y poner en riesgo su estabilidad económica y soberanía.
Transparencia y gobernabilidad: La falta de transparencia en los acuerdos comerciales y de financiamiento ha generado preocupaciones sobre la gobernabilidad y la imparcialidad de las iniciativas de la Nueva Ruta de la Seda. Se ha criticado a China por imponer condiciones no muy claras a los países receptores, lo que puede resultar en vínculos de dependencia y desequilibrios económicos.
Medio ambiente y sostenibilidad: La construcción de infraestructura a gran escala puede tener un impacto negativo en el medio ambiente, como la degradación de los ecosistemas, la deforestación y la contaminación. La falta de consideraciones ambientales adecuadas en algunos proyectos ha generado críticas y preocupaciones sobre la sostenibilidad de la iniciativa.
Desigualdades y desequilibrios regionales: Algunas regiones y comunidades se han visto excluidas o no han experimentado los beneficios esperados de la Nueva Ruta de la Seda. Esto ha generado desigualdades y desequilibrios económicos y sociales, ya que la inversión se ha concentrado en áreas estratégicas y económicas clave, dejando rezagadas a otras regiones.
Preocupaciones geopolíticas: La expansión de la influencia económica y política de China a través de la Nueva Ruta de la Seda ha generado preocupaciones y tensiones geopolíticas en la región. Otros actores globales ven esto como una forma de aumentar la influencia y el poder de China, lo que ha llevado a algunas fricciones y desafíos políticos.
Cuando el presidente de los US, Joe Biden, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se reunieron hace pocos días en la Casa Blanca, el tema de central tratado más allá de Ucrania, fue el tema de China. Estados Unidos quiere que Italia salga de la controvertida Iniciativa Belt and Road (BRI), de China. La propia Meloni está considerando hacerlo, por varios motivos, Como por ejemplo la cuestionable rentabilidad económica del proyecto.
Por otra parte, los proyectos de infraestructura de la Nueva Ruta de la Seda han sido en numerosas ocasiones de una calidad muy inferior a la prevista y han sido realizados teniendo más en cuenta los intereses geopolíticos y económicos de China que de los otros países. Autopistas sin salidas, o carreteras que van a ninguna parte, han sido algunos de las causas de los proyectos fallidos de la Belt and Road en Monte- negro y Kenia. Para expandir su segundo mayor puerto, el de Hambantota, Sri Lanka, asumió́ una deuda tan grande con China que acabó cayendo en la suspensión de pagos, y tuvo que entregar ese mismo puerto a Pekín durante 99 años. Una serie de países africanos y asiáticos, desde Zambia hasta Laos, han enfrentado también la suspensión de pagos
El futuro dirá si este ambicioso plan Chino, trae beneficios a sus participantes, o si sus desventajas fueron superiores, pero la preocupación crece.
Comments