Colombia y el mundo, están viviendo varias crisis relacionadas con la falta de control y el reconocimiento de responsabilidades, tanto en el sector público como en el privado, en ambos se padece de grandes deficiencias.
Viva Air y Ultra Air, empresas de bajo costo y que operan en el país, en ambos casos vendieron boletos después de tener claro internamente la crisis de cada una. Sin embargo, en la primera fue esperando una decisión de la SIC, para un proceso de venta, fusión o alianza estratégica con Avianca. En el segundo caso no existió aviso anticipado de crisis, aunque al parecer sí comentarios de iliquidez con promesa de capitalización al ministro de transporte.
Vehementes declaraciones dio el ministro del ramo, prometiendo sanciones a las directivas de Ultra Air. Pero también informó de que esta crisis de empresas aéreas de bajo costo es global. Como solución planteo que, por un lado se exigiría a la empresa responder por los dineros de tiquetes vendidos, reubicación de pasajeros y facilitar los aviones de Satena y del gobierno para trasladar a los pasajeros afectados, acto loable este último, pero ampliamente insuficiente. Además prometió implementar medidas para evitar situaciones similares futuras.
Situación similar de crisis se presenta en el sector de la salud, en el cual se han notificado al gobierno la falta de inventario en medicamentos indispensables, así como de una manifiesta iliquidez en las IPS por falta de pagos del gobierno.
El sector financiero no está exento; a nivel internacional están las quiebras recientes de Silicon Valley Bank y Signature Bank, y en el plano nacional hace ya unos años, se presentaron situaciones similares con entidades financieras como Interbolsa, así como en empresas de Libranza, tales como Elite y Estraval, entre otras, y de factoring como Factor Group. Las autoridades han llegado tarde a apagar el incendio, con la consecuente pérdida de capital, tanto de accionistas, inversionistas, ahorradores, etc. Y eso que la superintendencia del ramo en Colombia, posee el mejor sistema de control y seguimiento sobre el sector, de todas las entidades del gobierno.
En el mismo sentido se han presentado situaciones en el sector de defensa, toda vez que se siguen presentando ataques, masacres y múltiples pérdidas de vida, y las autoridades llegan tarde. Escuchando al ministro dando parte de los muertos y heridos, sin poder exponer una estrategia clara, más allá de investigar la situación y enviar a generales a los sitios de los hechos.
Estas situaciones nos llevan a analizar dos temas muy importantes que permean tanto el sector público como privado, para evitar que se repitan, o por lo menos anticiparse a los hechos. Hablamos del control preventivo y la responsabilidad.
Control preventivo:
En el sector privado es totalmente normal, que las empresas establezcan mecanismos que permitan anticipar o evitar eventos cuyos impactos pueden afectarlas. De hecho la identificación de riesgos (de mercado, de liquidez, de contagio, reputacional, de crédito, legal, operacional, ambiental, etc.), son actividades conducentes al manejo de estas situaciones, anticipándose a ellas o evitando las mismas. Es por esto que si algo sucede y afecta a la empresa, sin que esta este protegida, permite determinar la falla y el responsable de la misma, para tomar las medidas pertinentes.
Sin embargo, la real importancia del control preventivo, es visualizar con un tiempo prudencial, situaciones que ponen en riesgo la operatividad de la empresa. Es por esto que no es admisible la actuación de algunas empresas, que dándose cuenta de crisis a nivel interno, continúan operando aun a sabiendas de que afectaran con la venta de sus productos a sus propios clientes, como en el caso de la crisis de las empresas de aviación, que siguieron vendiendo sus tiquetes, actuaciones posibles de ser tildadas de ilegales.
De igual manera es inexplicable como el gobierno teniendo la capacidad de vigilancia sobre estas empresas, no anticipe sus crisis y ni las intervenga anticipadamente para evitar esas situaciones. No es primera vez que una empresa de aviación entra en problemas, ni que la falta de medicinas y liquidez se presenta en el sector salud, ni que se quiebran entidades financieras o de servicios financieros, ni que nuestros soldados sean emboscados. Sin embargo, preocupantes es ver como el gobierno llega tarde y se limita a hacer el inventario de daños. Inquieta que las entidades gubernamentales o no tengan mecanismos establecidos para anticiparse y evitar estos hechos, o peor aún, que teniéndolos no los apliquen de manera oportuna.
Responsabilidad compartida:
Otro aspecto que tiene directa relación con el control preventivo, es el manejo de la responsabilidad. En el sector privado por lo general están establecidas las responsabilidades y es claro para empresas y ejecutivos, que se pueden ceder funciones, mas no, la responsabilidad. Esto para evitar precisamente que la misma se diluya y se caiga en una situación incontrolable e no sancionable.
Sin embargo, se presenta también, que aun teniendo claridad, después de presentarse situaciones como las analizadas, se responsabilice a empleados de mando medio, cuando son situaciones en las cuales la alta gerencia tiene total responsabilidad y sus acciones caen el campo de lo ilegal. De hecho son muy pocos los casos en los cuales han resultado sancionados los altos ejecutivos o miembros de juntas directivas.
Esta misma situación en el sector público preocupa, toda vez que por parte de los diferentes funcionarios, se ve una actitud de asignarle a otros la responsabilidad y no responder por sus propias fallas. Se escucha a los ministros diciendo que los culpables de estas situaciones son las empresas aéreas, las EPS, las entidades financieras o de servicios financieros, o los grupos armados ilegales. Esto puede ser cierto, pero en parte. Sin embargo, son igualmente responsables los funcionarios que dirigiendo las entidades públicas, no tomen decisiones para evitar las situaciones presentadas, anticipándose a los impactos negativos, y menos aún que no sean sancionados los funcionarios responsables de las mismas.
Para evitar estas situaciones y muchas otras más, igualmente graves, se creó en el sector privado, la normativa conocida como “Gobierno Corporativo”, que en principio se introdujo como un grupo de normas de voluntario cumplimiento por parte del gobierno de las empresas. Hoy y tras el desarrollo de este concepto, muchas de las normas ya están incluidas en la legislación de los países. Sin embargo, el “Gobierno Corporativo” no ha sido manejado con acierto en el país por diferentes motivos. En principio debido a que las cámaras de comercio, que fue el mecanismo utilizado para introducir el tema en Colombia, utilizaron personas que aunque con entusiasmo trataron de promocionarlo, su juventud y falta de experiencia en temas empresariales de alta gerencia y gobierno, dificultaron la amplia aceptación y puesta en marcha del tema.
Por otro lado, la proliferación de asesores en este tema, faltos de experiencia, que limitan su accionar a la redacción de códigos, sin la articulación de estos con el verdadero accionar de las empresas y sus ejecutivos, llevan a que los mismos ingresen a adornar las bibliotecas de la empresas, pero sin ninguna aplicabilidad.
Tanto la empresa privada, como el gobierno, deberán concertar acciones concretas al respecto, para evitar afectar o estafar a los desprotegidos clientes y usuarios que con honestidad demandan los productos y servicios.
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