Recordemos que esta multinacional inmobiliaria China, hace fe a su nombre. Todo es grande, como su deuda que supera los $300.000 millones de dólares. Su crisis de liquides que le hizo incumplir con algunos vencimientos de sus obligaciones, y la caída del valor de su acción que perdió el 90% de su valor durante este 2021.
Lo anterior ha llevado a que implemente estrategias urgentes para evitar el default, poder cumplir con los pagos y no llegue a la quiebra. Entre otras estrategias implementadas por Evergrande, tenemos la venta de activos inmobiliarios, tanto de proyectos iniciados, así como inmuebles terminados. Adicionalmente la venta de empresas del grupo y participaciones accionarias en otras, han sido parte de la estrategia.
Sin embargo, los riesgos continúan y esto ha llevado a que el gobierno Chino entre en acción para evitar un colapso que según algunos analistas , tendría dimensiones del tamaño de la quiebra de Lehman Brothers en el 2008, en los Estados Unidos. Es por esto que el manejo de la situación por parte del gobierno Chino se centra en un prudente y fiscalizado manejo, evitando que la empresa colapse y cause mayores problemas al mercado.
El gobierno de Pekín, una vez Evergrande declaró su dificultad de cumplir con los pagos, entró en conversaciones con la empresa para iniciar un proceso de renegociación de deuda, que llega incluso a la venta de algunos activos de su fundador. Cuando china implementó la política denominada “Las tres líneas rojas”, hace un año, consistente en tener un conjunto de umbrales de deuda que limita la capacidad de promotores inmobiliarios por adquirir créditos. Evergrande era un claro infractor de la misma. Por lo cual la crisis de la empresa no era una sorpresa, se veía venir.
De hecho, el mismo gobierno a través del banco central Chino, había catalogado como imprudente el alto nivel de deuda de la empresa. La situación de Evergrande es denominada como “Rinoceronte Gris” término que evidencia una amenaza obvia de movimiento lento, en lugar de uno de sorpresa repentina, que se denominaría “Cisne Negro”. Por lo anterior, ninguno de los tenedores de bonos deberían sorprenderse con su incumplimiento, pues era previsible y se hablaba de ello.
El gobierno de Pekín controla el mercado inmobiliario a través de bancos estatales, que proveen recursos a los desarrolladores inmobiliarios, y conoce muy bien cómo está el sector permanentemente, y que desarrollador está en riego de incumplimiento. El gobierno Chino, adopto un enfoque más fragmentado, que permite determinar exactamente a quien debe salvar y a quien no.
Para Pekín es primordial que Evergrande continúe operando como siempre lo ha hecho, para que logre terminar los proyectos en desarrollo y entregue las casas fabricadas, para que los compradores de esos inmuebles no se vean perjudicados y la confianza del mercado no sufra.
Este manejo a permitido al gobierno, alejar una posible crisis del sector que afecte la entrega de nuevas viviendas, dado que las fluctuaciones de precios del mercado actual y una crisis de credibilidad ralentizaría aún más el mercado. Los expertos predicen que la reestructuración de deuda de Evergrande podría llevar meses e incluso años, por lo que habrá pocos anuncios al mercado mientras las autoridades intentan evitar la conmoción del sistema inmobiliario Chino.
La estrategia más probable es que Evergrande se divida en unidades separadas de negocios y los bancos estatales regionales se entenderían con cada unidad por separado, garantizando así la estabilidad del sector y a su vez de la economía. El reto para el gobierno Chino es lograr un equilibrio entre sus estrictas políticas de mercado inmobiliario y el riesgo de que la enorme industria inmobiliaria del país pierda el acceso a inversiones extranjeras asequibles.
En todo caso, esperemos que la estrategia de Pekín dé resultado, pues una crisis inmobiliaria en China, también afectaría al resto del mundo.
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